Llegó en 1974 a Ciudad Eten (Chiclayo-Lambayeque) y su profunda labor pastoral es muy comentada y reconocida por niños, jóvenes y adultos, a quienes supo arrancar siempre una sonrisa. Amigo, consejero, maestro, sacerdote, profesor, director, pastor y guía, son --entre otros muchos-- los calificativos llenos de amor que hasta hoy se escuchan sobre P. Emigdio Sandoval Guevara.

Desde muy pequeña empecé a quererlo y creer en él. Mi madre Paquita, una fiel servidora del Señor, me enseñó a visitar constantemente el templo Santa María Magdalena para rezar por mi familia. Allí siempre estaba P. Emigdio, dispuesto a darme un abrazo y elogiar la intensa fe de mi madre. Y no solamente era Paquita quien acudía a la parroquia; lo hacían muchos hombres y mujeres que, motivados por nuestro sacerdote, visitaban constantemente el templo. Se trataba de un pastor que no quería dejar solas a sus ovejas y empezó a crear los grupos parroquiales. Fue una época en la que P. Emigdio nos enseñó el verdadero valor de la amistad, pues constantemente las misas eran concelebradas con sus amigos P. Luis Santamaría y P. Víctor Díaz. Era grato ver que tres grandes amigos habían tomado rumbos distintos --tenían asignadas parroquias diferentes—pero aún así se apoyaban, se daban la mano y nos enseñaban que la amistad era un regalo de Dios.

con un grupo de padres de familia y niños luego de su primera comunión

La presencia de fieles aumentaba constantemente. Todos se pasaban la voz de la llegada de un sacerdote joven y carismático que quería trabajar por Ciudad Eten. El 30 de marzo de 1975 se colocó la primera piedra del nuevo templo y el domingo 10 de abril de 1977 el pueblo disfrutó de su inauguración. Cada domingo –después de las misas—siempre estaba en la puerta del templo dispuesto a dar un abrazo fraterno a todos los feligreses.

rectitud y rigor 
Docente de profesión, P. Emigdio también desarrollaba su labor pastoral y formativa en la IE Pedro Ruiz Gallo de Ciudad Eten, donde llegó a ser director en 1980.  

El año pasado P. Emigdio recibió el Premio Unión Nacional del Perú, otorgado por Instituto Nacional de Desarrollo y Acción Social (INDAS-PERU), por trabajar tesoneramente por la fe católica y prosperidad de nuestra patria, su solidaridad humanitaria y su ejemplo de ética y valores. A raíz de ello, en las redes sociales empezaron a circular muchos comentarios sobre su labor educativa y pastoral en la “Tercera Ciudad Eucarística del Mundo”.

p. emigdio recibió el premio unión nacional del perú

Luis Moreno Iberico lo recordó como un ángel “para quienes recibimos tanto y tanto amor; tanto amor y tan bien”. Para Javier Olivos Quesquén, nuestro párroco ayudó a muchas personas.

La disciplina fue algo que nuestro pastor impuso en el colegio Pedro Ruiz Gallo y así lo señaló César Carrillo Millones, quien lo calificó como el motor de una gran institución; José Puican aún recuerda “la mirada del director cuando nos esperaba en la puerta del colegio y todos los alumnos llegábamos como ‘cachaquitos’ ordenados; fue una lección para bien”. Las ex alumnas Lola Puican y Eva Alburqueque lo calificaron como un gran profesor y director por sus magníficas enseñanzas.

en el atrio del templo de eten con docentes de la ie pedro ruiz gallo.

“Gracias a ti somos lo que somos y tenemos lo que tenemos; siempre te tenemos presente y vivirás por siempre en nuestras vidas. P. Emigdio gracias a ti y a tus consejos nunca desmayé en seguir adelante; aprendí de ti en salir adelante de los momentos más difíciles”, refirió Hernán Puican Chávez.

Jose Nolberto Neciosup Chafloque anotó “los que conocemos a nuestro muy querido P. Emigdio y hemos compartido parte de nuestra vida ya en el colegio, ya en la labor pastoral, nos unimos a esta premiación con un fuerte e inmenso abrazo, por la excelente calidad de persona, por el ejemplo de sacerdote, por liderazgo y por todo cuanto ha ido sembrando en el camino. ¡Felicidades!”.

junto a su madre herminia durante una ceremonia oficial en la ie pedro ruiz gallo.

Son innumerables los testimonios de etenanos que dan fe de la impecable labor de nuestro querido P. Emigdio. Sencillo, alegre, directo, noble. Cada palabra era muy bien pensada por él antes de pronunciarla y son muchos los jóvenes de esa época que aún recuerdan la misa dominical de las 7:00 p.m, en la que invitaba a todos a ocupar las bancas de la primera fila y luego a retirarse directamente a casa pues –ya como director—se daba la libertad de recorrer los locales donde se desarrollaban bailes populares y su sola presencia evitaba el ingreso de menores de edad. Muchos padres lo recuerdan por la disciplina y prestigio que en su época alcanzó la IE Pedro Ruiz Gallo. Hoy su presencia aún sigue en Ciudad Eten con la IE “Sabiduría de Dios”, donde él es el promotor y guía.

llantos, lluvia y esperanza

En febrero de 1998, cuando la lluvia arrasó muchas viviendas humildes de Ciudad Eten, P. Emigdio con los integrantes la comunidad parroquial, albergaron a numerosas familias en los ambientes de la parroquia como el auditorio –construido en 1983--, ofreciéndoles alimentación, y un lugar donde pernoctar. Aquí se atendió también a muchos enfermos del cólera. Nuestro sacerdote gestionó ante la municipalidad la donación de terreno para los damnificados, consiguiendo la zona de las Pampas de Cascajales, donde posteriormente se edificó Villa El Milagro con módulos fabricados en convenio con Caritas y el apoyo de Hogar de Cristo. 

hermandad del señor de los milagros en sus inicios, guiados por p. emigdio.

Aún recuerdo los días y noches que nuestro querido Emigdio se la pasaba caminando por las calles para dar consuelo a los afectados por las lluvias. Megáfono en mano iba llevando un mensaje de paz y amor. El repique de campanas era una forma de dar tranquilidad a la gente y hacer saber que su sacerdote estaba con ellos, orando y pidiendo clemencia a Dios.

En marzo de 1998 tuve el privilegio de escribir en las páginas del diario La Industria –donde laboraba-- la historia de amor que entre lágrimas y esteras se vivió cuando P. Emigdio, con una multitud de damnificados, partió a la “tierra prometida”: Villa El Milagro. Fue maravilloso caminar con él como líder entre cánticos y alabanzas al Creador. Había nacido un nuevo poblado con la esperanza de un futuro diferente. Emigdio empezó una tarea que hoy es una realidad.

p. emigdio oficiando con el desaparecido monseñor ignacio maría de orbegozo

Nuestro Papa Francisco dijo hace poco a los sacerdotes: “sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios”. P Emigdio fue pastor y mediador en Ciudad Eten. No se limitó a ejercer un cargo ni ver pasar todo sin hacer nada. Hizo mucho y no se cansa de hacer más desde su parroquia de Chiclayo.

Hay mucha verdad en las palabras de nuestro Sumo Pontífice cuando dice “cuántos sacerdotes santos que han dejado su vida al servicio de la Diócesis, de la parroquia; cuánta gente ha recibido la fuerza de la fe, la fuerza del amor, la esperanza de estos párrocos anónimos, que no conocemos”. Con este artículo quiero dar fe de un sacerdote que se convirtió en la fuerza de Ciudad Eten. Un hombre cuya huella aún perdura. Gracias P. Emigdio por tanto amor. Siempre rezaremos por usted.