En marzo de este año murió Edita Guerrero Neyra, fundadora del exitoso grupo de cumbia de estilo sanjuanera “Corazón Serrano”. Su esposo Paúl Olórtiga está en la mira como el principal sospechoso de su muerte. ¿Se pudo evitar este fatal desenlace? Como Edita, actualmente existen muchas mujeres que soportan maltratos y humillaciones, pero a diferencia de ella, aún viven.


Tenía fama, dinero, sus fans la seguían incondicionalmente pero todo era diferente en el seno de su hogar. Su esposo le fue infiel en más de una oportunidad mientras estuvo embarazada. La amenazaba y no le permitía que saliera o asistiera a reuniones familiares. Esa era la vida de Edita. ¿Les parece conocida?

“Mi esposo me pega pero lo amo”, “Ayer se peleó conmigo y hoy está como si nada hubiera pasado”, “Mis hijos necesitan a su padre y yo no soy quien para privarlos de él”, “Mi madre me enseñó que yo soy la señora de la casa y debo soportar todo”, son frases que deben motivar el interés de todos para proteger y rescatar a muchas mujeres que como Edita sufren en silencio.

El problema que se refleja en este tipo de casos –que de paso acaparan la atención de la prensa pero para escarbar y no educar—es que muchas mujeres no tenemos claro nuestro rol en el hogar y nos volvemos demasiado sumisas.

La sumisión no significa que la esposa sea inferior al marido; ni tampoco implica que una esposa deba estar sujeta al abuso físico y psicológico de parte de su consorte y que generalmente va más allá de lo que ella puede soportar.

Hace ya más de un siglo, la escritora española Concepción Arenal en su libro “La mujer del porvenir” (1869) señalaba que el hombre es físicamente más fuerte que la mujer; es menos impresionable, menos sensible, menos sufrido, lo cual le hace más firme, más egoísta, y le da una superioridad jerárquica natural, y por consiguiente eterna, en el hogar doméstico. “La mujer, que ha de ser madre, ha recibido de la naturaleza una paciencia casi infinita, y debiendo por su naturaleza sufrir más, es más sufrida que el hombre. Su mayor impresionabilidad la hace menos firme; su sensibilidad mayor la hace más compasiva y más amante. Por más derechos que le concedan las leyes, la mujer, a impulsos del cariño, cederá siempre de su derecho; callará sus dolores para ocuparse en los de su padre, su marido o sus hijos”, explicaba.

En el caso de Edita Guerrero, ¿estamos ante un caso de feminicidio? Eso lo determinarán las investigaciones; pero la mediática exposición de este caso debe motivar la siguiente pregunta: ¿se debe esperar que ocurran femninicidios para entender que las mujeres no son simples objetos?

el hombre es físicamente más fuerte que la mujer pero eso no lo hace superior

violencia y muerte

En el libro "Feminicidio bajo la lupa", elaborado en 2012 por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, se precisa que el feminicidio es la muerte de las mujeres por su condición de tal, en contexto de violencia familiar, coacción, hostigamiento o acoso sexual; abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que confiere autoridad a la persona agresora; y en cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con la persona agresora. La tentativa de feminicidio es cuando la mujer se salva de morir. 

En el libro "Feminicidio. La política del asesinato de las mujeres" (2006), se explica que dicho término fue usado por primera vez en inglés por Diana Russell, en 1976, ante el Tribunal Internacional sobre crímenes contra las mujeres, en Bruselas, para referir y denunciar algunos tipos de muertes que se diferenciaban de acuerdo al sexo; así, ella denominó feminicidio al “asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres”.

En 1992, las estudiosas Jill Radford y Diana Russell mencionan que el feminicidio está en el extremo final del “continuum del terror contra las mujeres”; es decir, reconocen que muchas veces, después de reiteradas situaciones de violencia como abusos psicológicos, físicos y sexuales de todo tipo en diversas culturas, se desencadena la figura del feminicidio como el punto final extremo de todos estos abusos.

La reflexión sobre el feminicidio surge y se coloca en la agenda de los ámbitos académicos de los Estados Unidos de América en la década de 1990. A finales de dicha década, se hace evidente en América Latina, sobre todo en México y Guatemala, países con elevados índices de violencia hacia la mujer en la región. El caso de Ciudad Juárez es emblemático: la manifiesta impunidad de las muertes revela cómo la violencia puede llegar a extremos insospechados cuando, además de existir estructuras machistas, se suma la inacción del Estado y sus autoridades.

portada de publicación elaborada por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (2012)

Es importante destacar que en Ciudad Juárez desaparecen mujeres y no se vuelve a saber más de ellas y el problema es el mismo: las autoridades saben lo que pasa, la gente sabe lo que pasa pero nadie habla. Todos se quedan callados.

En Perú, hasta mayo del 2014, según reportes del Centro Emergencia Mujer a nivel nacional, las regiones de Arequipa, La Libertad, Lima, Huánuco y San Martin son las que figuran con mayores casos de feminicidios y/o tentativas del mismo.

El reporte acumulado (2009-2014) comprende con más casos a Lima (389), Junín (76), Arequipa (73), Ayacucho (61), Ancash (48), Puno (48), Cusco (40), La Libertad (39), Callao (37), Huánuco (33), Ica (33), Piura (32), Lambayeque (27) y Cajamarca (23).

amor a sí misma


¿Es el hombre más que la mujer? Concepción Arenal afirmaba que “la diferencia intelectual sólo empieza donde empieza la de la educación. Los maestros de primeras letras no hallan diferencia en las facultades de los niños y de las niñas; y, si la hay, es en favor de éstas, más dóciles por lo común y más precoces”.

La mujer por naturaleza es dócil pero no significa que sea menos importante que el hombre. Tiene la doble misión de entender a su pareja y a sus hijos así como administrar el hogar. No por ello debe dejar de ser mujer.

“La mujer será mujer en plenitud si dirige la mirada a sus orígenes y así comprende la razón de su existencia. Si se mira, se conoce, se posee a sí misma en la totalidad de su ser y se proyecta en la trascendencia de su misión personal y social”, describe Gloria Conde en su libro “Mujer Nueva”.

El novelista estadounidense Vicki Baum decía que “una mujer que es amada siempre tiene éxito” y es precisamente el amor el que debe primar en un hogar para que cada día alimente y fortalezca a quien tiene la misión más difícil. Al igual que Edita Guerrero, muchas mujeres pueden tener éxito pero si no hay amor, esa fama se esfuma como por arte de magia y nos deja una sensación de reproche: ¿qué hice yo para ser feliz?

La importancia de la mujer ha sido destacada en diversos campos. El escritor colombiano Gabriel García Márquez se refirió a ella con las siguientes palabras: “En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”.

gabriel garcía márquez

El problema parece radicar en que la mujer no entiende; no asume aún que su actuación es vital para la conducción del hogar; pero para ello debe contar con el apoyo de su pareja. ¿Y si no la tiene o la abandona? No pasa nada. La vida sigue. Está en ella el saber mandar y hacerse obedecer, siempre con la debida prudencia.

El caso de Edita Guerrero tiene que servir para valorarnos mucho más y comprender que la mejor pareja es quien nos acepta como somos, nos entiende, comparte lo bueno y lo malo, dedica el mayor tiempo a su casa y sus hijos. Y hombres así hay a montones, no tenemos porqué aferrarnos a uno.

No permitamos que, al igual que Paúl Olórtiga, el hombre se sienta macho insultando o maltratando a la mujer y luego no defienda con hidalguía el supuesto amor que dijo tener hacia Edita. El emperador francés Napoleón Bonaparte, considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, pero también un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas dijo: “las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo”. Esta vez Paúl ha huido pero aún no gana la batalla; y, si es inocente, bien por él y por los pequeños que necesitan de su padre. La figura paterna es importante en un hogar pero el trabajo es de ambos: hombre y mujer. Digamos ¡basta ya! a las agresiones físicas y psicológicas hacia la mujer. Pero también digamos ¡basta ya! a la sumisión de la mujer.