Hace 365 años Ciudad Eten (Chiclayo-Lambayeque) fue privilegiada con una maravillosa aparición que por espacio de 15 minutos sembró en fieles y sacerdotes la profunda devoción hacia aquel pequeño de cabello ensortijado que nos dejó el mensaje más trascendental: Jesús está presente en la Sagrada Eucaristía.


Ciudad Eten figura entre las ciudades donde han ocurrido milagros eucarísticos, según consta la exhibición del Vaticano “Los Milagros Eucarísticos en el mundo”, cuyos 141 entrepaños con fotografías y descripciones históricas han visitado diversas parroquias de Italia y otros países. Asimismo, se ha traducido a varios idiomas, pues la Iglesia Católica reconoce dichos milagros como legítimos.

La imagen del Divino Niño del Milagro hace posible que cada año miles de fieles visiten Ciudad Eten para implorar su protección. Pero también existen alrededor de todo el mundo muchas figuras e imágenes representando al Niño Jesús mediante las cuales se han obtenido grandes milagros. Entre las más conocidas se encuentran: El Niño Jesús de Praga, en Checoslovaquia; el Santo Niño de Atocha, en México; el Divino Niño de Arenzano, en Italia y el milagroso Niño Jesús de Bogotá en Colombia.

procesión en ciudad eten (foto: larcery díaz suárez)

El amor al pequeño Jesús –como para muchos devotos del Niño del Milagro-- también fue lo más grande para Santa Teresa de Jesús que un día al subir una escalera obtuvo una visión en la que contemplaba al Niño Jesús tal cual había sido en la tierra. En recuerdo de esta visión la santa llevó siempre en sus viajes una estatua del Divino Niño, y en cada casa de su comunidad mandó tener y honrar una bella imagen del Niño Jesús que casi siempre ella misma dejaba de regalo al despedirse.

Ocurrió en Eten

Según se refiere en la exposición internacional del Vaticano “Los Milagros Eucarísticos en el mundo”, la primera aparición del Divino Niño en el Santísimo Sacramento sucedió en la noche del 2 de junio de 1649, durante la oración de las vísperas y la exposición solemne en honor a la fiesta del Corpus Chisti. Concluida la ceremonia, el fraile franciscano, Jèrome de Silva Manrique, estaba reservando la Custodia en el tabernáculo cuando de pronto se detuvo. En la Hostia había aparecido un rostro resplandeciente de un Niño. Estaba rodeado de rizos castaños que caían sobre sus hombros. Todos los fieles presentes pudieron ver lo mismo.  

En aquella ocasión, hombres y mujeres vieron al niño y, movidos por su devoción, dieron gritos, voces, se enternecieron, les conmovió un gozo espiritual, se llenaron de ternura y lágrimas. Finalmente todos gritaron “¡Milagro! ¡Milagro!” y tocaron chirimías, clarín y trompetas, y repicaron las campanas.

La segunda aparición se verificó algunos días después, el 22 de julio, durante los festejos en honor a Santa María Magdalena, patrona de la ciudad. Según el testimonio de Fray Marco López, superior del convento de Chiclayo, durante la exposición del Santísimo Sacramento “el Divino Niño Jesús apareció nuevamente en la Hostia, vestido de una túnica de color morado. Debajo de ésta tenía una camisa que llegaba a la mitad del pecho, según la usanza de los indios”. A través de este signo, el Divino Niño quería identificarse con los habitantes mochicas de Eten para demostrarles su amor.

una imagen tallada en madera representa la divina aparición (foto: larcery Díaz Suárez)

Durante esta aparición, que duró unos 15 minutos, muchos vieron que en la Hostia asomaban tres pequeños corazones blancos, unidos entre sí, simbolizando las tres Personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, presentes en la Hostia consagrada.

Eucaristía: milagro de amor

El P. Roberto Coggi refiere que “Los Milagros Eucarísticos son intervenciones prodigiosas de Dios que tiene como fin confirmar la fe en la presencia el del cuerpo y la sangre del Señor en la Eucaristía”. 

La mediación prodigiosa ocurrida en Ciudad Eten nos permite reflexionar sobre el significado que dicho sacramento tiene para cada etenano y feligrés que llega en los meses de enero y julio.

Al hablar de la importancia de la Eucaristía, vale mencionar dos casos de personas que hoy tienen muchos seguidores impulsando su beatificación, precisamente por haber sido modelos de vida.

En 1981 Marthe Robin una joven francesa que vivía con sus padres en una humilde casa del centro de Francia murió víctima de encefalitis, enfermedad que la postró en una cama inmóvil, ciega y sin poder comer ni dormir. Contra toda explicación racional, Marthe logró sobrevivir durante más de 50 años con la Sagrada Hostia como único alimento. Con fe poderosa aseguraba: “Cristo es mi alimento sobreabundante”. Ella entendió que era el propio Jesús quien le daba las fuerzas para seguir viviendo: “No hay que asombrarse de que yo pueda vivir en total ayuno. El cuerpo y la sangre de Cristo son mi alimento sobreabundante”. 

En el 2006, el joven Carlo Acutis murió a la edad de 15 años debido a una leucemia fulminante. Tuvo una corta pero intensa vida auténticamente cristiana alimentada por su gran amor al Señor presente en el Sacramento de la Eucaristía y en especial la devoción filial a la Santísima Virgen María. Rezaba el Rosario y asistió a misa todos los días.

carlo acutis

El joven era conocido por sus excelentes habilidades tecnológicas y la forma en que las usaba para glorificar a Dios. Diseñaba sitios web para promover la santidad y para hablar de los Milagros Eucarísticos ocurridos en todo el mundo. El dinero que ahorraba lo daba a los pobres, a los ancianos, a las monjas de clausura, a los sacerdotes, a los inmigrantes. Trataba de convencer a sus amigas para que no banalizaran su cuerpo, recordándoles que el cuerpo es templo del Espíritu. Desde la escuela secundaria comenzó a oponerse valientemente al aborto.

El mensaje de Carlo Acutis fue: “Joven, vive una vida plena aquí en la tierra, unido a Jesucristo, que se dona para ti en la Hostia consagrada. Únete a Él, ábrele tu corazón, recíbelo en ese templo sagrado que es tu alma, y Él te colmará de dicha, de felicidad, de paz, en esta vida, y en la otra para siempre”.

vivamos felices


Durante sus visitas a Ciudad Eten, Monseñor Jesús Moliné Labarta, Obispo de la Diócesis de Chiclayo ha señalado que no podemos ser cristianos a ratos, sino que hay que contar con Dios en cada momento de nuestras vidas y vivir plenamente la unión con Jesús a través de la Eucaristía. Una reflexión que cabe recordar al hablar del significado de un milagro eucarístico en Eten, es la del Cardenal Juan Luis Cipriani, quien en el 2009, durante un Jueves Santo en la basílica de Lima dijo: "Si yo me diera plena cuenta de que cada vez que comulgo, Dios entra a mi alma, que habita en mí y que yo vivo en Él, mi vida sería diferente. Honremos la Eucaristía con nuestra vida".

El P. Eleuterio Vásquez, párroco de Ciudad Eten, refiere que Jesús quiere que vivamos felices y una forma de hacerlo es volvernos niños y dejando que los niños se integren más a esta fiesta que no es externa, sino que debe nacer y vivir en nuestro corazón. El año pasado se instituyó la celebración “El Niño con los niños” y la gran aceptación permite repetir tal acción este año.

p. eleuterio vásquez alimenta a los fieles. (foto: larcery díaz suárez)

No podemos dejar de lado las palabras de Su Santidad el Papa Francisco, quien señala que si vivimos bien la Eucaristía un indicador es cómo nos relacionamos con los demás. “A Jesús le gustaba estar con la gente, compartir sus anhelos, los problemas y preocupaciones. En la Santa Misa nos encontramos con muchas personas, pero ¿las vemos en verdad como hermanos y hermanas?, ¿la Eucaristía nos lleva a salir al encuentro de los pobres, de los enfermos, de los marginados, viendo en ellos el rostro de Jesús?, ¿o más bien cuando salimos de Misa criticamos a uno, al otro por cómo estaba vestido éste o aquel?”.

Un segundo indicador –refiere el Papa Francisco-- es sentirnos perdonados e impulsados a perdonar. “Quien celebra la Eucaristía no lo hace porque sea mejor que los demás, todos somos pecadores y si uno no se siente pecador es mejor que no vaya a Misa, porque el primer acto que hacemos en la Misa es decir ‘confieso que soy pecador’ y pedir el perdón por los pecados. Si no lo siente no va vivir bien la Eucaristía. Un último indicador es la coherencia entre la liturgia y la vida de nuestras comunidades. La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos de Jesús. Es la obra y el don de Cristo presente allí que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y con su vida. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe y de oración, de perdón, de penitencia, de alegría en común, de preocupación por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, con la certeza de que el Señor cumplirá lo que ha prometido: ¡la vida eterna! Así sea”.

Ciudad Eten con su feria en honor al Divino Niño del Milagro, nos brinda la oportunidad para revivir un milagro eucarístico y sentir la presencia de Jesús en nuestro corazón.

CELEBRACIONES EUCARÍSTICAS centrales


22 de julio : Misa en honor a Santa María Magdalena (11:00 a.m).

23 de julio : Misa de Campaña en honor al Divino Niño del Milagro (11:00 a.m)

27 de julio : Misa de Acción de Gracias y cierre de festividad (11:00 a.m)

28 de julio : Misa en el santuario del Niño del Milagro (12:00 p.m)